Luto por la libertad
Yo era un niño muy raro que leía a Juan Cueto.
Siempre me ha parecido un señor muy inteligente con una manera de escribir tan lúcida como la de P.J para dirigir un periódico o Polanco un imperio.
Así debían ser los mejores periodistas americanos pensaba yo al leer a Cueto en aquel suplemento de televisión del dominical de EL PAÍS.
Pues bien, Juan Cueto ha escrito un artículo como los de entonces. Viene a decir lo que ya no hace falta que diga yo: que el sábado por la noche nuestras tres cadenas no sólo escamotearon cualquier debate plural, cualquier análisis religioso normal, incluso cualquier periodismo católico militante y mínimamente informado y preocupado (el sucesor de Wojtyla, ¿será también monárquico o habrá un regreso a lo sinodal?, ¿será un Papa mediático o basta ya de telecámaras y liturgias en directo? Españolicemos: ¿ganará el Opus o los jesuitas?), sino que por fin demostraron el misterio de la Santísima Trinidad. Tres cadenas distintas y un sola Red verdadera.
Y los que no pueden escamotear el debate –sólo por carecer de poder para ello, me temo- te recuerdan que estos días la libertad, también, debe vestir el negro luto que impone lo políticamente correcto y la “buena educación”.
Malos tiempos. Muy malos.
Siempre me ha parecido un señor muy inteligente con una manera de escribir tan lúcida como la de P.J para dirigir un periódico o Polanco un imperio.
Así debían ser los mejores periodistas americanos pensaba yo al leer a Cueto en aquel suplemento de televisión del dominical de EL PAÍS.
Pues bien, Juan Cueto ha escrito un artículo como los de entonces. Viene a decir lo que ya no hace falta que diga yo: que el sábado por la noche nuestras tres cadenas no sólo escamotearon cualquier debate plural, cualquier análisis religioso normal, incluso cualquier periodismo católico militante y mínimamente informado y preocupado (el sucesor de Wojtyla, ¿será también monárquico o habrá un regreso a lo sinodal?, ¿será un Papa mediático o basta ya de telecámaras y liturgias en directo? Españolicemos: ¿ganará el Opus o los jesuitas?), sino que por fin demostraron el misterio de la Santísima Trinidad. Tres cadenas distintas y un sola Red verdadera.
Y los que no pueden escamotear el debate –sólo por carecer de poder para ello, me temo- te recuerdan que estos días la libertad, también, debe vestir el negro luto que impone lo políticamente correcto y la “buena educación”.
Malos tiempos. Muy malos.
10 Comentarios:
Pues si lo peor que se pudiese decir de las televisiones es que el día de la muerte del Papa hablaron de la murte del Papa debemos estar en el paraiso de la libertad, por cierto vaya mamarrachada de artículo el de Juan Cueto.
9:04 p. m.
¿Qué es lo que ha molestado exactamente?
¿Que las teles privadas emitan lo que consideran una noticia de primer orden mundial, lo que me parece difícilmente discutible, a la vista de lo que está ocurriendo, ofreciendo así un servicio demandado?
¿O quizás que RTVE no esté siendo tan sectaria como para ignorarlo?
Supongo que simplemente, que el Papa haya muerto y que se vea que a la gente le ha dolido, porque no le consideraban precisamente un peligroso talibán.
Un saludo.-
2:10 a. m.
Si seguimos con la historia del Vatican-Taliban, cada vez más gente se alejará de ese proyecto tan necesario de un liberalismo no conservador. Si lo que se quiere es seguir permaneciendo en las catacumbas es la mejor vía. Los progres se seguirán riendo del concepto liberal-radical y los liberales no se identificarán con él. Pero no por un radicalismo que en un determinado momento histórico puede ser absolutamente necesario, sino porque la equiparación de Vaticano y Talibanismo es injusta, es absurda y es falsa. Y lo dice un ateo.
Lo que es liberticida no es que las tres cadenas hayan prestado atención a un tema de una manera demasiado coincidente. Lo liberticida es que el Estado se haya arrogado una autoridad totalmente antidemocrática respecto a los medios de comunicación audiovisuales al considerarlos en un régimen de concesiones administrativas. He ahí la madre del cordero. Lo otro entra dentro de la lógica del mercado, factor que un buen liberal no debería desdeñar.
Un saludo discrepante pero cordial y afectuoso,
X.C.
12:07 p. m.
Defender la privatización de la televisión pública no debería implicar abstenerse de opinar sobre una vergonzosa línea informativa uniforme en el tratamiento de cualquier noticia (en esa televisión que yo espero pronto ver privatizada).
Respecto al “No Taliban-No Vatican” decirte que nunca hemos (JJ.LL) sacado esa pancarta, por decirlo de algún manera. En Italia algunos radicales como Della Vedova también han mostrado sus reticencias sobre el slogan al que haces referencia. Estos radicales que quieren ser más moderados en las formas insisten en profundizar en las campañas laicistas (Denuncia del Concordato con la Santa Sede YA!!!!) pero con otro estilo. Entiendo que te refieres a eso y no al fondo de la cuestión de las campañas laicistas radicales que apoya gente como Mario Vargas Llosa o Alejo Vidal Quadras.
Yo mismo he sugerido recientemente eliminar la imagen de los niños encorriendo al cura de la web de “Juventudes Liberales”. No he tenido muchos apoyos, la verdad. Estos jóvenes cachorros anticlericales son incorregibles, jejeje.
En todo caso, yo he conocido a liberales que no tendrían tan claro que una supuesta equiparación entre “talibanismo” y “vaticanismo” es tan exagerada o falsa. Recuerdo un informe de un abogado en la revista de Juan Pina que suministraba argumentos para iniciar un proceso al Estado Vaticano por crímenes a la humanidad por su campañas contra los anticonceptivos en Africa. Algo “taliban” hay también en un lobby que mueve recursos públicos y privados en poner palos en la rueda de los avances en la investigación científica que podría sanar a enfermos de cáncer, alzheimer o parkinson o a encarcelar a las mujeres (y médicos) que abortan. (No olvides que las antenas vaticanas en política "trabajaban" hace sólo unos años para penalizar con la cárcel el divorcio) No pienso salir con la pancarta del “No Taliban No Vatican”, pero creo que mucha gente nos entendería. Sobre todo los liberales. En Roma y en Madrid.
Ya puestos a debatir de “asuntos internos” en un blog público te paso el slogan que me ha propuesto un compañero para la campaña por la denuncia del Concordato con la Santa Sede: “No Concordato. No Privilegios”. En rigurosa exclusiva. ¿Te parece mejor?
Un abrazo,
David.
P.D. Precisamente yo he recibido muchos e.mails estos días de amigos liberales extrañados (muy extrañados) por nuestro silencio al respecto de la vergonzosa confusión/solapamiento entre la política de comunicación de las antenas del Vaticano y los medios públicos.
1:14 p. m.
No era mi intención publicitar una polémica interna, ya que daba por públicamente conocido el slogan que equipara al Vaticano y al talibanismo. Espero no haberme equivocado al respecto. En cualquier caso, yendo de lo particular a lo general, insisto en que se juzga a la Iglesia con una dureza totalmente desmedida, injusta y arbitraria. Me parece de una deshonestidad brutal comparar el hecho de que se pretenda penalizar la práctica abortiva legalmente -con lo que no estoy de acuerdo- con rebanar pescuezos a quien osa comprarse un televisor o vestirse a lo occidental. Hay que estar muy alterado por el anticlericalismo para hacer semejante cosa. Yo he escrito muy duramente contra la Iglesia respecto a su postura en el uso de medios anticonceptivos. Pero me resulta imposible encontrar cualquier parecido de esa postura que considero totalmente fuera de lugar y nulamente humanista con el talibanismo.
Respecto a la cuestión de la televisión pública diré lo siguiente. 1)Soy un firme partidario de su privatización, ya, con urgencia. 2)Nada de lo que ocurra en una situación que considero perversa de cabo a rabo puede sorprenderme. 3)Decir que el tratamiento adecuado para una televisión pública del asunto que em cuestión es equiparable al de la muerte de cualquier otro jefe de Estado no me parece muy juicioso. Constitucionalmente, los católicos de este país tienen derecho a un tratamiento de la muerte de su líder, digamos excepcional. No es el momento para la objetividad informativa, por otra parte difícil de alcanzar incluso en la normalidad más absoluta. Es el momento del homenaje, tan sencillo como eso. ¿Por qué? Muy sencillo. Cuando se elaboró la Constitución que -toda ella, no sólo lo que nos gusta- nos permite mantener esta discusión en total libertad, católicos y no católicos pactaron un estatu quo que innegablemente supone una serie de privilegios, pero no fue a cambio de nada. La historia tiene su peso. Después de la terrible experiencia de la II República, después de una terrible Guerra Civil, después de cuarenta años de un terrible autoritarismo, lo lógico es que se pactara una situación que impidiera que los sangrientos sucesos del pasado se repitieran. El producto tal vez, a los ojos de la razón, a los ojos de liberalismo, no sea el ideal. Pero, en mi opinión, un liberal lo primero que tiene que ser es demócrata y luego legalista. Muchos podemos aspirar a incrementar el grado de aconfesionalidad de nuestra democracia, e incluso, hacerla derivar hacia los idílicos campos de la laicidad. Sin embargo, no podemos, ni debemos, hacerlo sin el acuerdo social que se requiere para ello y que debe ser al menos, tan amplio como el que tuvo y tiene la actual Constitución. Y dudo mucho que, en el momento actual o en el corto o medio plazo, eso pudiera lograrse porque por mucho que le duela a nuestros espíritus libres de la "histeria católica", los católicos disponen de una fuerza social que ya quisiéramos nosotros, minúsculos como somos. 4)Pasado el momento del homenaje al que tienen derecho -en mi opinión- los muy mayoritarios católicos de este país, mucho me temo, que no habrá ningún problema en que los que algunos echan ahora tan en falta se vuelvan a hacer amos y señores de nuestra televisión pública, la cual, supongo que nadie ignorará, está en manos de un sector sociopolítico nada afecto al catolicismo y más bien hostil a él.
7:46 p. m.
Xabi, te recuerdo que el slogan lo has mentado tú. No Juventudes Liberales en sus últimos comunicados, Javi “Burguer” o yo en el comentario que ha dado pie a tu comentario.
Respecto a publicitar una polémica interna no creo que tengamos problemas. Creo que los radicales no han expulsado nunca a ningún militante en sus 50 años de historia por hacer públicas sus discrepancias con la línea del partido. :-)
En todo caso tampoco nos podemos “inventar” las polémicas. ¿O me he perdido yo algún debate interno al respecto de impulsar alguna campaña con el slogan del “No Taliban No Vatican”. Estos días, digo. Otra cosa sería, lo que has hecho tú, resucitarlas. No a cuento. No problem.
Creo que aprobamos (por amplia mayoría) impulsar una campaña con ese slogan –después abandonamos la idea- pero centrada en la presencia –que criticábamos- de curas e imanes en los colegios públicos. Creo que Carlos Tarrazona (Jahd) preparaba el manifiesto. Jolín, Xabi!!!! También es desproporcionado, equiparar –haciendo una lectura lineal de un slogan provocador, coñe- a los imanes que va a dar clases en los colegios públicos con los talibanes.
Creo que la mayoría de compañeros que aprobamos aquella campaña con el slogan “No Vatican No Taliban” (centrada en la salida de los clérigos de las escuelas públicas) no estabamos haciendo un planteamiento deshonesto.
Ya te he reconocido en todo caso mi evolución al respecto. Yo no pienso salir con esa pancarta. A pesar de insistirte en que no tengo tan claro como tú la contundente critica (deshonesto) que haces del slogan provocador (obviamente) cuando pienso en la política activa del “mundo Vatican” para frenar la investigación científica que podría salvar la vida de millones de enfermos condenados a una muerte segura. Tampoco me parecen muy desafortunado/deshonesto los que usan el epíteto “Taliban” para definir al imán de Fuengirola, por ejemplo. Fíjate que el slogan no necesariamente equipara entre “Vatican” y “Taliban”. Por cierto, tenemos varios compañeros que han llevado una evolución contraria a la mía. Ahora ven mejor el “slogan”. En fins...
En lo que estoy OK contigo es en una parte de tu respuesta a Javi sobre el tratamiento de la noticia de la muerte del Papa. Es en lo que se refiere a que parece lógico que el Papa no era cualquier Jefe del Estado. Es obvio que la noticia merecería más horas de seguimiento (igual las públicas se han excedido un pelín) que la muerte del presidente de Chipre, pero lo que no merece nunca noticia alguna es la amputación del debate plural.
Eso es lo único que comentaba yo (y Juan Cueto). Después nos hemos ido por los Cerros de Úbeda. Cosa muy sana, por cierto.
Un abrazo,
David.
P.D. Yo no veo precisamente hostil al gobiero con respecto a los privilegios del Estado Vaticano. Al contrario.
1:19 p. m.
Mientras TVE siga siendo pública no puede estar al servicio de una confesión religiosa, mayoritaria o minoritaria en el país
Siguiendo el mismo razonamiento, si TVE da una amplia cobertura de la muerte de Rainiero de Mónaco, es que está al servicio... ¿de quién?
¿Y quién mide si es excesiva o no? Ay, los problemas de lo público. Pero es que también se critica a las privadas, y como ahí el argumento liberal queda desinflado, nos vamos a TVE. Una televisión, en la que Lorenzo Milá condujo un amplio programa con teólogo progre incluido, por cierto, a ver si nos enteramos. (Lo de teólogo, dicho sea con extrema generosidad, porque no se conoce aportación relevante al respecto del Sr. Tamayo)
También casa mal que se compare a JPII con cualquier Jefe de Estado (cuando se sabe que ni de lejos ésa es su faceta más destacable en absoluto), para luego pedir que se debate sobre el futuro de la Iglesia. ¿En qué quedamos?
Privatización sí, por supuesto. Aunque me temo que la cobertura informativa hubiese sido semejante. Pero mientras siga siendo pública, por acabar como empezamos, los católicos (inmensa mayoría) tienen también derechos. Y los demás, también a que no se les hurte una información fundamental, como prueba el inmenso seguimiento.
En cualquier caso, con respecto al artículo del Sr. Cueto se hablaba de tres cadenas, no sólo de la pública, y se aludía a la presencia totalizadora de la Iglesia, para variar. Por no mencionar la recomendación de un no-católico sobre lo que debe preocupar a los católicos.
Sobre el abogado que menciona Nipho, o ha copiado en los exámenes de derecho, o su positivismo es atroz, o su anticlericalismo no de le deja ver más allá de las sotanas, o de todo un poco. Lo que está claro es que desconoce aquello de la responsabilidad individual.
Ah, y supongo que esos mismos amigos estarán estrañados por la sospechosa coincidencia del Vaticano con la extrema izquierda respecto a la guerra de Irak. Se comenta que el Papa se había vuelto comunista antes de fallecer. xDDD
Saludos a todos.-
3:10 a. m.
Joer, Javi. Seamos un poco sensatos. Ya el colmo es mantener que este Gobierno es vaticanista.
¿Tan difícil de entender es para ti (sé que sí, pero hay que preguntar) que la muerte del Papa no es comparable a la lesión de un jugador o la mancha en la bata de no sé quién?
El fallecimiento de un señor que es el lider espiritual y el referente moral de millones de personas, algo que no se puede decir de nadie más en estos momentos, es bastante noticiable, hombre. En fin...
Saludos.-
12:29 a. m.
Blogger (cada día va peor) no deja colgar a Rafa comentarios. Me ha pedido que suba esto. Ahí va:
Tomando ‘el Vaticano’ como la actuación civil de negación de derechos de la ciudadanía que no van en menoscabo de los propios, el slogan (desfasado históricamente) “No Vatican, no taliban” tiene todo el sentido. Tuvo, más bien. En cualquier caso es/fue un slogan, acertado por simple y claro, que denuncia esta actuación política liberticida que el Vaticano mantiene en la ONU, en otras instancias internacionales, en el interior de los Estados, y en cualquier colectivo humano donde tenga presencia.
No tiene un pelo de demagógico exponer como ejemplo extremo de esta práctica consustancial a su sentido su responsabilidad final en el genocidio de Rwanda, que podéis cotejar en los archivos del sistema judicial belga. Ni tiene nada de demagógico alertar de los peligros que -para los derechos, el Derecho, las libertades y la democracia en España- tienen las recientes constituciones de lobbys ‘vaticanistas’ transpartídicos en Cataluña o dentro del PSOE, las añejas cenas periódicas de los arzobispos de Madrid y Barcelona con cargos electos de los partidos, o el reciente y masivo meeting de e-cristians en Barcelona en la onda del fenómeno asentado y creciente (y letal para las libertades) de los born again christians en USA.
Aquí y ahora, como marco claro de defensa de los derechos, el Derecho, las libertades y la democracia: denuncia del Concordato España-Santa Sede.
11:43 a. m.
Querido Rafa, es falso que el Vaticano busque la negación de derechos civiles. No entraré en la demarcación de esos derechos, que daría para mucho. Pero sí recuerdo, por enésima vez, que el Vaticano NO tiene el poder coercitivo estatal en ningún país, por lo que simplemente ofrece referentes morales a los individuos (como es su obligación, por otra parte) de acuerdo a su doctrina, para que los tengan en consideración en el ejercicio de su libertad. Vamos, que quien no se sienta o sea católico, a otra cosa, mariposa.
Intentar presentar a la Iglesia bajo el caparazón de un Estado al uso, basándose en su asiento en la ONU, no deja de ser una treta para buscar argumentos (laicistas) a posteriori. El Estado Vaticano no pinta nada en la ONU (que a su vez, no pinta nada en sí misma). Dejémonos de bromas.
Liberticida es quien niega o restrige la libertad. El Catolicismo (leerse los Evangelios no produce sarpullidos) es básico para entender el desarrollo de la libertad en Occidente y la propia doctrina tiene en el individuo su esencia.
Así pues, la Iglesia no niega la libertad del individuo (es más, la predica) ni usa a Estado alguno para ejercer una teocracía. Por lo que cualquier comparación con los talibanes no pasa de ser una sandez, propia de quien es incapaz de razonar, en aras de un laicismo de tintes muy, pero que muy, estalinistas. Vamos, que ni Castro a estas alturas...
Sí te doy la razón en que la Iglesia estaría encantada de que cualquier Estado fuese un ente moralizador (ya lo es, ojo) en el sentido que ellos quieren, y eso es una atrocidad. Pero el hecho es que no tiene poder para eso, no lo olvidemos. Lo que haga en cualquier otro colectivo de asociación voluntaria, ya es indiferente para un liberal, digo yo...
Y si un partido político se deja infiltrar por católicos, me temo que es tan legítimo como usual. Yo no critico a los sindicatos porque el PSOE permita que alberguen en su seno, ni tan siquiera por su mera existencia, legítima si es voluntaria, sino por sus métodos coercitivos y por su poder, condecido estatalmente mediante la coerción, como por ejemplo en las negociaciones colectivas.
8:27 p. m.
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