1976

1976

En la Universidad de Salamanca, donde tiene lugar el acto, el liberalismo, de hecho, está proscrito, como en el resto de centros docentes españoles. El aire anglosajón, desenfadado y modernista del conferenciante genera alguna estupefacción respecto al cliché, pues no viste de frac, ni se toca con sombrero de copa. En todo caso, hay demasiado prejuicio acumulado en el interior de cada uno de los asistentes para levantar fervores multitudinarios o para mostrar en público simpatía por la doctrina. La mayoría de ellos se está formando una opinión: no serán nunca liberales, por muy simpático que parezca el extraño político de aire anglosajón. En la nación que ha dado al mundo la palabra liberal, en 1976 están resecas las torrenteras de 1812, que produjeron benéficas inundaciones en el siglo XIX. Por donde hubo riadas bajan escuálidos hilillos de agua. El franquismo ha sido pertinaz en contribuir al proceso de demolición. La no es otra que el liberalismo, tanto o más peligroso que el comunismo, pues si bien éste es visualizable, el liberalismo es un fantasma, al que se denuesta, con el mismo ahínco con que Don Quijote asaeteaba las aspas de los molinos de viento. El señor que solicita de la concurrencia nuevas preguntas es, de hecho, el primer liberal que conocen.