El Contubernio de Zaragoza

Toma cuerpo la Declaración por la Libertad de Expresión Digital o Declaración de Zaragoza que ha impulsado Lorenzo Abadía y que el sábado (casi) acabamos de perfilar. Las interrupciones por las risas (Haciendá!), los cotilleos varios :-) y la obsesión perfeccionista de la que dieron buena cuenta algunos de los asistentes al encuentro han retrasado la puesta de largo de la Declaración.

A través de un grupo de correo abierto para la ocasión, y al que estáis invitados todos los firmantes de la Declaración, intentaremos no sólo pulir en las próximas horas el documento sino también generar una red de contactos por toda España de activos defensores de los principios que defendemos.

Pero el contubernio ya había comenzado el viernes. En la madrugada se había producido una primera toma de contacto entre Santiago Navajas (radical.es) y Lorenzo Abadía. Dos tipos capaces de conversar a las dos de la madrugada (¡!) sobre la influencia de E. H. Gombrich en el liberalismo. A los tres nos había encantado la “Tercera de ABC” del diputado liberal (PP) José María Lassalle.

Creo, y más después del viernes, que la idea de una colaboración activa y generosa entre algunos radical-liberales y el Partido Popular puede estar tomando fuerza. Vamos –al tiempo- hacia una italianización de la vida política española en la que los dos grandes partidos –coaliciones en el caso de Italia- pueden integrar diversas sensibilidades e identidades no coincidentes. Algo forzado en parte por un sistema electoral que hace del todo inviable la aventura del “tercer partido”. El numantinismo residual no es la mejor opción. Además como ha dicho Alessandro Cecchi Paone: “e' un bene che si semini liberalismo a destra e a sinistra”.

De todo esto hablamos Santiago (nuestro Della Vedova) y servidor. El resto del tiempo tuvimos que disimular y hacer algo de caso a los promotores de la “Declaración de Zaragoza” (y al chuletón, claro):

Lorenzo tapa a Daniel :-) y Santiago hace la foto.

Por cierto, Daniel Rodríguez no bendice la mesa y, lo que es peor, no conocía hasta el sábado de la existencia del Santuario de Torreciudad.

Doy fe. :-)